En un tiempo cada vez más saturado por las pantallas y la hiperconexión, leer se está convirtiendo, paradójicamente, en una experiencia social. Esa es la premisa detrás de Reading Rhythms, una iniciativa nacida en Nueva York (Estados Unidos) que transforma la lectura individual en una fiesta colectiva y silenciosa. Según informa El País, esta propuesta ya convocó a miles de personas en los Estados Unidos y está lista para dar el salto a Europa.

La idea surgió durante la pandemia, cuando Ben Bradbury y Tom Worcester, dos jóvenes emprendedores que compartían departamento en Brooklyn, sintieron que su vida social les quitaba tiempo para leer. Así nació la propuesta de reunirse con otros a leer en silencio, pero juntos, en lo que se convirtió en una suerte de fiesta literaria sin ruido. El primer encuentro tuvo lugar en el verano de 2023 con apenas diez personas, en la azotea del edificio donde vivían.

Desde entonces, la idea explotó: más de 150 eventos realizados, alianzas con editoriales, lecturas masivas en espacios públicos y una comunidad en expansión que crece con cada video viral en redes como TikTok. En septiembre de 2024, uno de las fiestas de lectura logró reunir a más de 2.000 personas en Hudson Yards, Manhattan, y ya se vendieron todas las entradas para el siguiente encuentro.

Cómo funciona una fiesta de lectura

El formato es simple y efectivo. Cada asistente lleva su propio libro. Se comienza con 20 minutos de lectura silenciosa, luego hay 15 minutos de conversación con otra persona para comentar qué están leyendo. Después, se retoma la lectura durante 30 minutos más, y el cierre incluye una puesta en común sobre un tema específico, donde los participantes comparten sus ideas levantando la mano.

“Leer no tiene por qué ser algo solitario”, explica Ben Bradbury. “Hablar de lo que se está leyendo es una forma genial de romper el hielo”. Las fiestas también son intergeneracionales: jóvenes de la generación Z comparten espacio con personas de 50 o 60 años. Incluso han contado con la presencia de autores reconocidos, como Nicholas Sparks, que participó de una lectura colectiva en Times Square.

Las fiestas se organizan en dos formatos: chapters, que son reuniones mensuales en espacios asociados de distintos barrios, y los red carpet, encuentros bimensuales más grandes que incluso han contado con la presencia de medios como Good Morning America.

Un refugio ante el ritmo digital

El atractivo de estas fiestas de lectura radica en su simpleza: libros, silencio y la posibilidad de vincularse con otros sin necesidad de estar conectados a una pantalla. Para muchos asistentes, es un espacio de desconexión y comunidad. Para otros, incluso, un lugar donde conocer amigos o el amor. Bradbury de hecho conoció a su novia en el sexto evento que organizaron.

Tras su éxito en Nueva York, Reading Rhythms ya tiene planes para expandirse a Los Ángeles, Londres y Roma. En un mundo donde el estrés digital es la norma, las fiestas de lectura aparecen como un antídoto inesperado, pero efectivo.